En el año 2001, el que era director del panfleto Euskaldunon Egunkaria, Marcelo Otamendi, y la directora del diario proetarra Gara Mercedes Aizpurúa, recibieron una querella de la Fiscalía como consecuencia de sus respectivos papeles de voceros de ETA.
Publicaron una entrevista moralmente repugnante en la que en sus preguntas amables hacia los asesinos, llamaban "acciones" a los atentados contra medios de comunicación y periodistas.
Publicaron una entrevista moralmente repugnante en la que en sus preguntas amables hacia los asesinos, llamaban "acciones" a los atentados contra medios de comunicación y periodistas.
Trataban como si fuera aceptable y democrático que los entrevistados justificaran asesinatos de periodistas por usar su libertad de expresión. Entrevistaban a dos terroristas como si de analistas políticos se tratara. Dejaban claro que la barbarie de esta entrevista consiste en el blanqueo de la escoria entrevistada, el apoyo al terror, en definitiva, la "cancha" que estos dos enchufados de ETA dan al terrorismo para publicitarse y difundir más terror.
En esta apología de la banda terrorista esculpida por estos dos fanáticos radicales se podía leer lo siguiente:
MO-MA: ¿Las acciones contra medios de comunicación y periodistas no vulneran gravemente la libertad de expresión?
ETA: No, en nuestra opinión no vulneran la libertad de expresión. Al contrario, actuando contra los pseudo-periodistas y los medios de comunicación que se muestran a favor de la opresión de Euskal Herria, se ganan espacios para la libertad de expresión. Hoy en día, la libertad de expresión sigue siendo un derecho a conseguir. ¿Por qué son objetivo? Son asalariados al servicio de un Estado y de unas fuerzas armadas extranjeras disfrazados de periodistas. Trabajan codo con codo, no respetan la deontología periodística, promueven la guerra. No hay más que leer los editoriales de "El Correo Español" y "El Diario Vasco" para comprobar la función que cumplen en Euskal Herria. No quieren la paz.
Santiago Oleaga no escribía editoriales.Era miembro de la estructura que establece la línea editorial de "El Diario Vasco". «Un gesto sin ninguna base, en lugar de poner el conflicto en vías de solución, siembra las semillas de conflictos futuros».
Los que abanderan estas respuestas que asumen el terrorismo, el asesinato, marcan y explican el porqué de los "objetivos"* y justifican todo ello, hoy nos gobiernan, cobran de los impuestos de todos los españoles, ocupan escaños que les otorga la soberanía nacional que quieren destruir y su ideología es legal. Los que hicieron estas preguntas hoy están enchufados por las marcas de ETA en las instituciones.
¿Alguien lo entiende?
Las amenazas, coacciones, atentados y otras expresiones del terrorismo a medios de comunicación y a periodistas en España por desgracia las conocemos bien.
Recordemos a José Javier Uranga Santesteban, director del Diario de Navarra herido gravemente por ocho disparos de ETA en un atentado en 1980, a José Luis López de la Calle asesinado en el año 2000 en su casa (Andoain), a Gorka Landáburu, víctima de un paquete bomba recibido en su domicilio de Zarauz, y a tantos periodistas valientes que han tenido mejor suerte pero a los que el nacionalismo radical ha intentado silenciar por medio del asesinato (Luis del Olmo, Alfonso Ussía, Luis María Anson, Jesús Polanco, Pedro Briongos, Isabel San Sebastián, Mamen Gurruchaga, Carlos Herrera, Raúl del Pozo, Juan Palomo, Aurora Intxausti, y muchos más). .
Ser periodista en Euskadi ha significado la máxima expresión de la libertad y de lo que Lakoff hoy enmarcaría como "Je suis Charlie".
*Personas libres e inocentes a las que ETA quiere asesinar y clasifica dentro de los "asesinables".¿Alguien lo entiende?
Las amenazas, coacciones, atentados y otras expresiones del terrorismo a medios de comunicación y a periodistas en España por desgracia las conocemos bien.
Recordemos a José Javier Uranga Santesteban, director del Diario de Navarra herido gravemente por ocho disparos de ETA en un atentado en 1980, a José Luis López de la Calle asesinado en el año 2000 en su casa (Andoain), a Gorka Landáburu, víctima de un paquete bomba recibido en su domicilio de Zarauz, y a tantos periodistas valientes que han tenido mejor suerte pero a los que el nacionalismo radical ha intentado silenciar por medio del asesinato (Luis del Olmo, Alfonso Ussía, Luis María Anson, Jesús Polanco, Pedro Briongos, Isabel San Sebastián, Mamen Gurruchaga, Carlos Herrera, Raúl del Pozo, Juan Palomo, Aurora Intxausti, y muchos más). .
Ser periodista en Euskadi ha significado la máxima expresión de la libertad y de lo que Lakoff hoy enmarcaría como "Je suis Charlie".