En España se suceden
oportunidades para la confluencia política continuamente y sin embargo no
fructifican.
Los partidos políticos
tienen a menudo la oportunidad de enarbolar causas en defensa de unos
principios mínimos democráticos que debieran ser irrenunciables y que los
ciudadanos les demandan. Podrían aprovechar las oportunidades que todos los
días surgen para formar grupos de trabajo para el acuerdo en cuestiones que son
reales y necesarias, para convocar afiliados, escucharles y confeccionar propuestas
que se planteen en los parlamentos que correspondan, o podrían iniciar
proyectos conjuntos con mayorías de otros colores para sentar bases que no
pudieran ser conculcadas. Todo esto hecho desde la humildad, cumpliría en gran
medida con lo que queremos los votantes y con el objeto de su existencia.
A menudo nos
preguntamos por qué muchos partidos políticos o gobiernos toman decisiones
perjudiciales o ilógicas, y aunque yo no puedo contestar a eso con certeza,
pero tras nadar buena parte de mi vida a contracorriente de estas, mi sensación
es que tienen mucho que ver los intereses de poder o económicos en su mayor
parte, aderezados en muchos casos por la soberbia.
Creo que esta es en
gran parte la causa que les lleva al evidente incumplimiento de su deber que es
la búsqueda del servicio al ciudadano y la mejora de la calidad de vida de
todos garantizando nuestras libertades y seguridad, y por tanto la causa de la
percepción de incoherencia y desconfianza que se provoca en cada uno de
nosotros, los posibles votantes.
Te vas a vox?
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